La literatura en el jazz
Autor
Frida Juárez
Publicado el

La literatura suena a jazz
Cuando hablamos de música, uno de los géneros más influyentes hoy en día es el jazz, el cual nació del encuentro entre distintas culturas y de la resistencia de las comunidades afroamericanas en ciudades como Nueva Orleans, Memphis y Kansas City. Su surgimiento estuvo influenciado por el ragtime, las work songs que cantaban los trabajadores en los campos de algodón y los spirituals de las iglesias, los cuales sentaron las bases rítmicas del jazz.
Desde sus inicios, conquistó rápidamente al público en Estados Unidos y luego lo fue haciendo con el de Europa y el resto del mundo, impregnandose hoy en día en buena parte de la música que escuchamos. Además, su ritmo libre y dinámico –conocido como swing– no solo revolucionó el género, sino también se fue colando en otras expresiones artísticas como la literatura y la poesía.
Diálogo entre dos expresiones artísticas
La relación entre el jazz, la literatura y la poesía no es casual ni extraña, pues comparten un ritmo, pero sobre todo una forma libre de expresión. Para poetas como Federico García Lorca y Jorge Guillén1, el jazz fue una herramienta de reivindicación mediante la cual podían denunciar el racismo de su época; también era un recurso que les permitía evocar a la nostalgia y simbolizaba su búsqueda de libertad creativa.
En este sentido, no sorprende que muchos autores, al igual que ellos, se hayan sentido atraídos por el jazz y lo hicieran parte de su escritura. Langston Hughes, por ejemplo, dejó que el blues impregnara su poesía, no sólo a través del ritmo, sino también mediante su carga crítica hacia el racismo. Julio Cortázar, por su parte, rindió homenaje a Charlie Parker en El perseguidor, a través del personaje Johnny Carter, un saxofonista que se encuentra en una constante búsqueda de sentido para su vida y, durante esa persecución, se da cuenta de que el jazz es lo único que lo hace sentirse parte del tiempo y espacio al que pertenece. Como el mismo personaje refiere:
“La música me sacaba del tiempo, aunque no es más que una manera de decirlo. Si quieres saber lo que realmente siento, yo creo que la música me metía en el tiempo”.
Sin duda, esa forma de vivir atraviesa gran parte de la obra de Cortázar. En Rayuela, por ejemplo, los personajes escuchan jazz y conversan sobre exponentes del género como Bessie Smith, Thelonious Monk o Duke Ellington. Pero más allá de sus referencias, es el ritmo de la novela el que se mueve como lo hace el género: con saltos en sus capítulos, pausas e improvisaciones.
1Véase Iturriaga, A. (2017). La influencia del jazz en la poesía de la Generación del 27. [Tesis del máster en estudios literarios, Universidad Complutense de Madrid]. https://docta.ucm.es
Referencias
Berendt, J. (1994). De Nueva Orleans al Jazz Rock. Fondo de Cultura Económica.
Cabrelles, Ma. (2016). El jazz, un género musical innovador. Revista de Folklore, (414). https://www.cervantesvirtual.com

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