Pedro Páramo: setenta años de una joya literaria
Autor
Joana Jacob
Publicado el

Publicada en 1955, la novela de Juan Rulfo se ha encumbrado como una de las obras literarias más sobresalientes de la literatura universal, pues ha sido traducida a más de cuarenta idiomas. Una de las primeras impresiones que suele provocar en el lector es desconcierto. Efectivamente, quien se aproxima a ella de inmediato descubre que no tiene frente a sí una obra convencional. Su compleja estructura, la ambigüedad entre la vida y la muerte, así como la falta de secuencia en la historia son algunos elementos que parecieran jugar en contra, no obstante, son precisamente estas cualidades las que la convierten en la gran novela que es. Vale la pena considerar tres aspectos fundamentales a la hora de la lectura.
La estructura
Pedro Páramo está construida a partir de fragmentos, sesenta y nueve para ser precisos, que se encuentran intercalados, lo que la vuelve una historia no lineal. José Carlos González Boixo, catedrático de la Universidad de León, España, y especialista en literatura hispanoamericana, propone dos niveles narrativos: el nivel A, cuyo personaje principal es Juan Preciado, abarca la narración que dicho personaje le hace a Dorotea sobre su llegada a Comala. Este nivel es un diálogo entre Juan Preciado y Dorotea, pero ello queda claro mucho después, hasta que sabemos que ambos hablan desde la sepultura. El nivel B aborda la historia de Pedro Páramo, su niñez y adolescencia en Comala y cómo llega a convertirse en aquel despiadado cacique que “se cruza de brazos y deja que Comala se muera de hambre”. Asimismo, en este nivel se puede observar la construcción del personaje Pedro Páramo. Ambos niveles entretejen la totalidad de la historia. Por eso da la impresión de que la trama se encuentra desordenada y el lector suele confundirse cuando, de un momento a otro y sin ninguna pista, se intercalan ambas líneas narrativas.
¿Quién está vivo y quién está muerto? (Alerta de spoiler)
Vamos a decirlo de una manera simple: todos están muertos desde que inicia la obra. Aunque pareciera que al principio Juan Preciado está vivo y que muere en el transcurso de la historia, lo cierto es que desde ese mítico: “Vine a Comala porque me dijeron que acá vivía mi padre, un tal Pedro Páramo”, Juan es ya también un muerto. Esto se confirma cuando Dorotea le pregunta “¿qué viniste a hacer aquí́?”, a lo que Preciado responde: “—Ya te lo dije en un principio. Vine a buscar a Pedro Páramo, que según parece fue mi padre. Me trajo la ilusión”. La frase “ya te lo dije en un principio” se refiere al inicio del relato, lo que reafirma que desde entonces Juan está contando su historia desde el féretro.
Espacialidad y temporalidad
Aunque ambos niveles narrativos se desarrollan en el mismo lugar, las acciones narradas no acontecen en una sola línea temporal, pues la historia de Pedro Páramo ocurre mucho antes que la de Juan Preciado. Pero eso no es todo, como mencionamos en el apartado anterior, Juan Preciado está muerto desde que inicia la novela, por lo que la temporalidad de su nivel narrativo ni siquiera pertenece al mundo de los vivos, se trata del tiempo de la eternidad, de un tiempo no cuantificable. El nivel B posee una temporalidad en pasado simple, pero incluye juegos temporales importantes, como saltos hacia un pasado más anterior para completar información de la historia o de personajes.
Esperamos que con estos elementos la lectura de esta gran novela sea más clara.
Referencias:
González Boixo, José Carlos, “Introducción” en Pedro Páramo. Madrid: Cátedra, 2011.
Jiménez, Víctor, “Pedro Páramo: 60 años” en Pedro Páramo: 60 años. México: Editorial rm, 2015.

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